Zacatlán y sus pandemias.
Zacatlán y sus pandemias.
10/24/20254 min read


– ¿Adonde esta tu papa?
– Ta dolmiendo
– ¿Y tu mama?
– Tamén.
Entran y hallan a dos muertos. Los levantan y llevan a su carro. Tendrían como dos días de haber fallecido. En ese año se inaugura el panteón de Cuautilulco.
Fragmento del Libro “Recuerdos del Ayer” del Profesor Moisés Rivera describiendo los efectos de la epidemia de influenza española en 1918 y como personas realizaban recorridos por los barrios de Zacatlán
Durante el siglo XVI, el gobierno virreinal recibió instrucciones de crear “una lista y memoria de los pueblos españoles y de indios, que hubiere en su jurisdicción”, para su buen gobierno. La alcaldía mayor responde que Zacatlán tiene “al presente (1581) mil quinientos indios, y ha tenido muchos más en tiempo pasado y sean muertos todos de enfermedades de calenturas y pujamientos de sangre


Ignacio Rayón, en la época de independencia siendo comandante en jefe de Zacatlán, mandó utilizar vacunas en sus tropas y en la población para combatir una epidemia de peste de fiebre y viruela; esto lo hizo la prevenir la perdida de vidas en sus tropas. Otros ejércitos de la misma época decidieron no seguir estas acciones o no tenían los recursos adecuados, muchos de ellos sufrieron grandes perdidas. Por esta acción Carlos María de Bustamante compara a Ignacio Rayón con George Washington llegando a mencionar “Los grandes hombres se asemejan en ciertas circunstancias y obran de una misma manera, por que la marcha de la naturaleza es uniforme”
Influenza Española
En 1905** el distrito de Zacatlán contaba con 70,000 habitantes, el principal medio de transporte eran las diligencias y mulas, existían 3 farmacias a cargo de José María Pimentel, Francisco Quirós, Lorenzo Ricaño y 3 médicos cirujanos, Adalberto Bravo, Carlos Glas y José de la Luz Téllez González; el único hospital existente se había construido en unos terrenos donados por el Profeso Ángel W. Cabrera. Trece años después, con esta infraestructura, Zacatlán enfrentó la epidemia de influenza española en 1918.


Se tiene la teoría de que la enfermedad fue traída por un comerciante de la ciudad de México***, quien en su afán de ganar mas dinero trato de vender huevo en Veracruz y a medio camino, sintiéndose enfermo, se desvía de la estación de Muñoz hacia Chignahuapan y de ahí llega a Zacatlán; a los dos días muere su madre y al siguiente, él. La gente encontraba alivio en los limones, que fueron buscados desesperadamente. Su precio se incrementó 40 veces su precio original (de 2 limones por 1¢, hasta 20¢ por un limón). La gente puso su confianza en este remedio y el miedo a que no se encuentren limones en la ciudad se hizo presente. Algunas personas se creen aliviadas, salen a ver a sus novias y mueren***. La mayoría de los muertos fueron jóvenes; las clases en las escuelas se suspendieron. El profesor Moisés Rivera comenta en su libro Recuerdos del Ayer: “Y sigue el contagio por doquiera”. Se enferma y mueren a montones las gentes, principalmente pobres.
Algunos hombres acordaron, por caridad, ir de casa en casa para ayudar a curarse o a dar sepultura a los difuntos. Se les veía con un carretón tirado por bueyes ir en busca de quien necesitara ayuda”. Esto es confirmado en una platica con una señora que vivió en esa época, teniendo 8 anos de edad: “Yo era niña, tenia como 7 o 8 años y veía como acarreaban muertos en carretas y los echaban en zanjas y los tapaban con tierra, sin caja ni nada”. De acuerdo con el profesor, a mediados de noviembre ya había pasado lo peor, pero seguían viéndose las secuelas en los semblantes de las personas.
Ojalá esta información ayude a poner en perspectiva los hechos que actualmente estamos viviendo. Todos tenemos derecho a enojarnos y sentirnos mal por las diferentes medidas que están afectando nuestra vida, pero siempre es necesario recordar:
– Si estoy enojado porque no puedo salir de casa, también agradezco que tenga un techo.
– Si estoy enojado porque voy a comer otra vez en casa, también agradezco que tenga comida.
– Si estoy enojado porque los hospitales están llenos, también agradezco que los tengamos.
– Si estoy enojado, también agradezco que todavía esté vivo.
* Según datos recabados por el visitador fiscal, Diego Ramírez, citando como razón de esta disminución los daños al ganado y la pestilencia (epidemia).
* * De acuerdo con el anuario del comercio de España y sus colonias
*** De acuerdo con el profesor Moisés Rivera, en su libro “Recuerdos del Ayer”
